Mantener una alimentación equilibrada puede ser un desafío cuando los recursos financieros son limitados. SNAP surgió precisamente para aliviar esa carga en la rutina de quienes más lo necesitan. Con este programa, es posible acceder con más facilidad a alimentos nutritivos, sin comprometer otros gastos esenciales del día a día.
Quienes participan en el programa cuentan con una herramienta simple y eficaz: una tarjeta electrónica que permite comprar productos básicos en establecimientos autorizados. Cada estado establece sus propias reglas sobre quién puede acceder al beneficio, pero el objetivo principal es el mismo en todo el país: garantizar dignidad y nutrición en la mesa de millones de personas.
Para sacar el mayor provecho del SNAP, es importante planificar bien sus compras. Elaborar una lista de compras antes de ir al supermercado es fundamental. Evita gastos en alimentos no esenciales o artículos que no nutran, centrándote en la compra de frutas, verduras, proteínas y granos integrales, que ofrecen una mejor relación de nutrientes por cada dólar gastado.
Además, aprovecha los mercados de agricultores locales que aceptan tarjetas EBT. Estos pueden ofrecer frutas y verduras frescas a menudo a precios más bajos que las tiendas tradicionales. Algunos programas locales también pueden ofrecer incentivos adicionales a los usuarios de SNAP, como descuentos o cupones extra cuando se compran productos frescos en estos mercados.
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